El Murciélago

Todo eso fue Alfredo Graciani. Jugador histórico y uno de los tipos más queridos en esa época por la hinchada xeneize. Integró una gran delantera junto a Jorge Comas y Jorge Rinaldi, asistida por Carlos Tapia, que sin embargo no cosechó demasiados éxitos.
Como dije, surgió en Atlanta, en la B, donde compartió equipo con el Quique Hrabina. Luego del ascenso jugó en el último año en primera de los de Villa Crespo. A pesar del descenso, a fin de la temporada pasó a Boca junto al "Perro" Rubén Darío Gómez.
En Boca se destacó rápidamente, convirtió muchos goles y se adueñó de la camiseta número 7, con la que quedó profundamente identificado.
Marcó 81 goles con la azul y oro (73 por campeonatos locales) en 250 partidos (218 por torneos argentinos), muchos de los cuales sirvieron para ganar partidos.
Era un típico wing derecho, en el sentido que jugaba mucho más cómodo contra la raya, pero no en cuanto a desbordar para tirar el centro. Le gustaba meter la diagonal y definir él mismo.
Rápido, algo torpe, pero con muchos huevos y oportunismo, solía llegar al gol no sólo encarando por la punta, sino para empujar un rebote.
En La Boca ganó 2 títulos nada más: la Supercopa ´89 y la Recopa ´90. Justo el año del título con el maestro Tábarez estuvo en Racing (según BDFA, sinceramente no me acordaba).
El Murciélago además estuvo en el Lugano de Suiza, en Deportivo Español, en Atlético Tucumán y Argentinos Juniors (ambos en el Nacional B), y en el Caracas FC.
En toda su carrera convirtió un total de 130 goles.
El Alfil (según el apodo que le había puesto Victor Hugo Morales) fue un muy buen jugador, cuyo recuerdo tal vez se vea agrandado porque eran épocas en que Boca no tenía demasiados éxitos, y él era de los que más se destacaban.
De cualquier modo, es sin dudas uno de los íconos de la década, y pasó mucho tiempo (hasta la aparición del Manteca Martínez) para que otro jugador se adueñara de la punta derecha del ataque boquense.
Como dije, surgió en Atlanta, en la B, donde compartió equipo con el Quique Hrabina. Luego del ascenso jugó en el último año en primera de los de Villa Crespo. A pesar del descenso, a fin de la temporada pasó a Boca junto al "Perro" Rubén Darío Gómez.
En Boca se destacó rápidamente, convirtió muchos goles y se adueñó de la camiseta número 7, con la que quedó profundamente identificado.
Marcó 81 goles con la azul y oro (73 por campeonatos locales) en 250 partidos (218 por torneos argentinos), muchos de los cuales sirvieron para ganar partidos.
Era un típico wing derecho, en el sentido que jugaba mucho más cómodo contra la raya, pero no en cuanto a desbordar para tirar el centro. Le gustaba meter la diagonal y definir él mismo.
Rápido, algo torpe, pero con muchos huevos y oportunismo, solía llegar al gol no sólo encarando por la punta, sino para empujar un rebote.
En La Boca ganó 2 títulos nada más: la Supercopa ´89 y la Recopa ´90. Justo el año del título con el maestro Tábarez estuvo en Racing (según BDFA, sinceramente no me acordaba).
El Murciélago además estuvo en el Lugano de Suiza, en Deportivo Español, en Atlético Tucumán y Argentinos Juniors (ambos en el Nacional B), y en el Caracas FC.
En toda su carrera convirtió un total de 130 goles.
El Alfil (según el apodo que le había puesto Victor Hugo Morales) fue un muy buen jugador, cuyo recuerdo tal vez se vea agrandado porque eran épocas en que Boca no tenía demasiados éxitos, y él era de los que más se destacaban.
De cualquier modo, es sin dudas uno de los íconos de la década, y pasó mucho tiempo (hasta la aparición del Manteca Martínez) para que otro jugador se adueñara de la punta derecha del ataque boquense.